Por Claudia Magnou
“NINGUNA MUJER ES CAMPO DE BATALLA”
Mesa: Salud sexual y reproductiva:
Grupo de activistas pro-aborto en Chile:
Se presentan como un grupo de mujeres jóvenes “lesbianas y feministas por el derecho a la información” que se declaran en guerra contra el sistema patriarcal ante un estado que controla absolutamente todo: lo público y lo privado. Hay un control absoluto por parte del estado y la iglesia sobre los cuerpos de las mujeres. Nos cuentan sobre la enorme brecha que se presenta ante un embarazo no deseado que tiene que ver con lo económico: las ricas pueden interrumpir su embarazo con seguridad, las pobres no. Promueven la crianza libre, solidaria, elegida y amorosa. No usan el término maternidad porque ese es un concepto patriarcal.
Para ellas la principal estrategia y herramienta es la información. Para eso crearon una línea telefónica de atención e información en tres centros: Iquique, Santiago y Concepción. Denuncian que hay una criminalización del movimiento feminista para silenciar la posibilidad de información a la mujer. En su apasionada exposición se perciben claramente las convicciones que sostienen sus acciones y su absoluta seguridad que es imprescindible una actitud de enfrentamiento al poder establecido para lograr el cambio.
Lilián Abracinskas (Directora de Mysu: Mujer y Salud Uruguay):
La clave de la verdadera libertad reside en la posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas sexuales y reproductivas. Enfatiza que no es lo mismo un embarazo no deseado siendo pobre que rica y también hay diferencia entre la mujer rural y urbana. Se refiere al plan Marshall para el control de la natalidad de las masas pobres. Hay poderes políticos, religiosos, económicos y médicos que inciden sobre los derechos individuales que no son prioritarios ante los derechos colectivos del poder de turno. Para ella el aborto no es una práctica deseable, pero la llevamos a cabo cuando estamos decididas, aunque nos cueste la vida. Los derechos se respetan o se violentan. No se dan ni se quitan, son inherentes al ser humano. El cambio está en hacer uso de ser ciudadanas plenas, allí destaca el valor de la formación: el 70% de la matrícula en las universidades de Uruguay es femenino. Y culminó con esta frase: “Es una cuestión de tiempo, mujeres”.
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